jueves, 24 de abril de 2008

dom calmet

En el "Dictionnarie Philosophique" (1764), Voltaire se permitía llamar la atención acerca de la calamidad que en pleno siglo de las Luces se había desatado, la creencia acerca de los vampiros. Y atribuía mucha de la culpa de esta epidemia al ilustre benedictino de la congregación de S. Vannes y de San Hidulfo, el abate de Senone, el reverendo padre Dom Augustin Calmet. En 1746, Calmet se permitió publicar un largo tratado, la "Dissertation sur les apparitions des esprits et sur les vampires et revenants", texto que podemos traducir como el Tratado acerca de las apariciones de espíritus y acerca de los vampiros y revinientes, en dos volúmenes. El libro logró un amplio éxito. El Tratado del padre Calmet en su parte dedicada a los vampiros, no deja de prescindir de los espectros y apariciones; mas puede aseverarse que es el primer estudio amplio respecto a los vampiros en Europa. En el texto de Voltaire al que hacíamos referencia, se comentaba un hecho curioso, que muestra el interés del filósofo por erradicar una creencia "que provenía de la Grecia cristiana". Traduzco parte de la argumentación: "Después de algún tiempo, los cristianos del rito griego imaginan que los cuerpos de los cristianos del rito latino enterrados en Grecia no se pudren, porque están excomulgados. Lo cual es precisamente lo contrario por parte de nosotros, los cristianos del rito latino. Creemos que los cuerpos que no se corrompen están marcados por el sello de la beatitud eterna... "Los griegos están persuadidos que esos muertos hacen sortilegios, los llaman brucolacas o vrucolacas, dependiendo como pronuncian las letras del alfabeto. Estos muertos griegos van a las casas para chupar la sangre de los niños, comer la sopa de los padres y madres, beber su vino y romper todos los muebles. Sólo se pueden matar quemándolos cuando los atrapan. Pero debe metérseles al fugo tras haberles arrancado el corazón, que se quema aparte". La principal queja de Voltaire, resumamos, es la facilidad con que se comunican la superstición, el fanatismo, los sortilegios y los cuentos de revinientes. Mas agrega un dato de interés: sólo se oyó hablar de vampiros y no de broculacas en Europa a partir de 1730. Calmet advierte en su opúsculo que el término vampiro proviene de upyr, que significa en lengua eslava "sanguijuela". Y advierte que es el nombre que se les da en las regiones de Moravia, Polonia, Hungría y Silesia, principalmente, a los revinientes. Asimismo, los lectores de Calmet coinciden en subrayar el interés del tratadista por hacer un análisis de las circunstancias que favorecían el origen de las supersticiones en Europa y las diversas narraciones alrededor del tema, para contrarrestarlas al modo de los grandes disertadores; sin embargo, su trabajo fue un excelente compendio de las leyendas que él deseaba desterrar, aunque prevalecieron. Veamos algunas de las más notables. Una de las más antiguas inspira ciertamente el opúsculo de Calmet cuando refiere que Charles Ferdinand de Schertz escribió e imprimió en Olmuz --en 1706-- un pequeño trabajo intitulado Magia posthuma, dedicada al príncipe Carlos de Lorena, obispo de Olmuz y Osnabruch. Relevante de la historia contada por Charles Ferdinand de Schertz --conforme al tratado de Calmet-- es el siguiente episodio: Había muerto en un pueblo una mujer. Se le habían administrado los sacramentos y se le enterró en el cementerio de manera ordinaria. Mas pasados cuatro días del suceso, los habitantes del lugar escucharon un gran ruido y un extraordinario tumulto, "y vieron un espectro que se aparecía, tanto bajo forma de perro como bajo forma de hombre, no a una persona sino a varias, a las que causaba grandes dolores, apretándoles la garganta y comprimiéndoles el estómago hasta sofocarlas; casi les rompía el cuerpo, y los reducía a una extrema debilidad, de suerte que se los veía pálidos, flacos y extenuados." El remedio contra estos revinientes era el método explicado por Voltaire: el fuego. Aunque en una narración posterior, atribuida al Conde de Cabreras en 1730 se notifica de un segundo procedimiento: cortar la cabeza. Pero tenemos uno más parecido al método adoptado por la literatura procede de la misma época, 1730, cuando un comisario hizo desenterrar a un reviniente y ordenó que con un clavo de gran tamaño le atravesasen las sienes y lo volvieran a enterrar en su tumba. Cita Calmet el libro del Marqués d'Argens: las Cartas judías referentes a 1738 y alude a la carta 137 donde se menciona una epidemia de vampirismo ocurrida en Kisilova, aldea próxima a Belgrado, donde se solicitó la presencia de dos oficiales y un verdugo para erradicarla. Se abren las tumbas, y "cuando se llegó a la del anciano, lo encontraron con los ojos abiertos, de color bermeja, la respiración natural, aunque inmóvil como muerto; de lo que se concluyó que era un vampiro señalado. El verdugo le atravesó el corazón con una estaca, se hizo una hoguera, y redujeron el cadáver en cenizas." Por lo general, las historias de vampiros que cita Calmet deben atribuirse a una publicación o a algún personaje ilustre. Sin embargo las referencias históricas que permitieran una adecuada interpretación de las anécdotas pocas veces ocurren: o bien ha muerto el narrador o contador, o las referencias a los pueblos y personas que involucra la historia son imprecisos. Esto no ocurre con Arnold Paul, heiduque de Medreïga en Hungría, quien fuera aplastado por un carro de heno cerca de 1729. Al mes de su muerte hubo cuatro fallecimientos súbitos, que debieron atribuirse al vampiro. En este caso fue sencillo identificar que el culpable era Arnold Paul, quien alguna vez había relatado que en una época de su vida había sido atormentado por un vampiro turco cerca de Cassova, en las lindes de la Servia turca. Arnold Paul confió en la receta de que para curarse del hostigamiento de un vampiro debe comerse la tierra de su sepulcro y frotarse con su sangre. Y ahora él era un vampiro activo. Por ello la autoridad del lugar hizo clavaran su corazón con una estaca, y se le oyó dar un espantoso grito. Luego, cortaron su cabeza y quemaron el cuerpo. Se hizo lo mismo con aquellos que Arnold Paul había atormentado. Basten estas citas para subrayar la minuciosa colección de ejemplos que integran el trabajo de Calmet, donde se concentran ciertamente la mayor parte los comentarios y referencias de la primera mitad de su siglo respecto a las historias de vampiros.

viaje al levante

Tournefort cuenta, en el tomo I de su Viaje al Levante, la forma en que el vio exhumar a un brucolaque de la isla de Mycone, en la cual él se encontraba en 1701. ''Era un campesino de naturaleza triste y peleador, circunstancia que hay que hacer notar en sujetos similares. Fue muerto en el campo, no se sabe por quien ni como. Dos días después de haber sido inhumado en una capilla de la villa, corrió la noticia de que se le veía en la noche pasearse a grandes pasos, y que iba a las casas a dar vuelta los muebles, apagar las lámparas, abrazar a la gente por detrás y hacer mil travesuras. Al principio se reían, pero el asunto se tornó serio cuando la gente más honesta comenzó a quejarse. Los papas griegos estaban de acuerdo con este hecho y sin duda que ellos tendrían algunas razones para ello. Sin embargo, el espectro continuaba la misma vida. Se decidió al fin, en una asamblea de príncipes de la villa, curas y religiosos, que se esperaría, según no sé qué ceremonial antiguo, los nueve días posteriores al enterramiento. Al día décimo se dio la misa en la capilla en donde estaba el cuerpo, a fin de expulsar al demonio que se creía que estaba allí. Una vez que se dio la misa, se desenterró el cuerpo y se consideró necesario quitarle el corazón, lo que sacó aplausos a toda la asamblea. El cuerpo olía tan mal que se vieron obligados a quemar incienso; pero este, confundido con el mal olor, no hizo más que aumentarlo y comenzó a recalentar el cerebro de esa pobre gente. Su imaginación se llenó de visiones. Dicen que salía un espeso humo de este cuerpo; nosotros nos atreveríamos a asegurar, dice Tournefort, que era el del incienso. No se escuchaban gritos más que Vroucolacas en la capilla y en la plaza. El ruido se expandió en las calles como por mugidos, y ese nombre parecía hecho para aterrorizar a todos. Muchos asistentes aseguraban que la sangre estaba aún roja; otros juraban que él estaba aún vivo; se concluía por lo tanto que el muerto cometía la equivocación de no estar muerto, o para decirlo mejor, de haber sido reanimado por el diablo. Esta es precisamente la idea que se tiene de un brucolaque o vroucolaque. Las personas que lo habían enterrado expresaron que ellos se habían dado cuenta de que no estaba rígido, cuando se le transportaba del campo a la iglesia para enterrarlo, y que en consecuencia era un verdadero brucolaque. Ese es el refrán. En fin, todos estuvieron de acuerdo en quemar el corazón del muerto, el que después de esta ejecución no fue más dócil que antes. Aún se le acusaba de golpear a la gente en la noche, y de vaciar las pipas y las botellas. Era un muerto muy alterado. Yo creo, agrega Tournefort, que él no respetó más que la casa del cónsul en la cual nosotros nos alejábamos. Pero todo el mundo tenía la imaginación desbocada, era una verdadera enfermedad del cerebro, tan peligrosa como la manía y la rabia. Se veía a familias enteras abandonar sus casas, llevando sus colchonetas a la plaza para dormir allí. Los más juiciosos se retiraron al campo. Los ciudadanos un poco celosos por el bien público aseguraron que había faltado lo más esencial de la ceremonia, era necesario, decían ellos, celebrar una misa después de haber quitado el corazón del difunto. Ellos pretendían que con esta pretensión se sorprendería al diablo, y sin duda no tendría la audacia de volver. Al haber comenzado con la misa él había tenido tiempo de entrar después de haberse escapado. Sin embargo, se hicieron procesiones en toda la aldea durante tres días y tres noches. Se le pidió a los papas que ayunaran, se determinó hacer guardia durante la noche, y se detuvo a algunos vagabundos que sin duda tenían parte en todo este desorden. Pero se les dejó libres muy temprano, y dos días después, para reponerse del ayuno que habían hecho en prisión ellos recomenzaron a vaciar las pipas de vino de aquellos que habían abandonado su casa durante la noche. Por lo tanto fue necesario volver a las plegarias. "Una mañana en que se recitaban estas oraciones, después de haber puesto cantidades de espadas desnudas sobre la fosa del cadáver, al cual se le desenterraba tres o cuatro veces por día, siguiendo el capricho del primero que llegaba, un albano que se encontraba en Mycone dijo en tono doctoral que era ridículo utilizar en casos similares las espadas de los cristianos." -No ven ustedes, pobre gente, que la guarnición de las espadas al formar una cruz con las empuñaduras, impide al diablo salir de este cuerpo? -Por qué no se sirven ustedes mejor de los sables de los turcos? El consejo no sirvió de nada, el brucolaque era intratable, y no se sabía a qué santo encomendarse, hasta que se resolvió, de una voz unánime, quemar el cuerpo entero. Después de esto ellos desafiaban al diablo a alojarse allí. Se preparó por lo tanto una pira al extremo de la isla de Saint-Georges, y los restos del cuerpo fueron consumidos el 1. de enero de 1701. A partir de entonces no se escuchó más hablar del brucolaque, se contentaron con decir que el diablo había sido atrapado esta vez, y se hicieron cantos para ponerlo en ridículo. "En todo el archipiélago, dijo Tournefort, estamos bien persuadidos que no es más que de los griegos, del rito griego de los cuales el diablo reanima los cadáveres. Los habitantes de la isla de Santonine conocen muy bien este tipo de espectros. Los de Mycone, después de que sus visiones fueron desvanecidas, temían igualmente las persecuciones de los turcos, y aquellas del cura de Tine. Ningún cura quería quedarse en Saint-Georges cuando se quemó el cuerpo, por temor a que el obispo exigiera una suma de dinero por haber hecho desenterrar y quemar un muerto sin su permiso. Para los turcos es seguro que en la primera visita ellos lograron hacer pagar a la comunidad de Mycone la sangre de este pobre vuelto a la vida que fue la abominación y el horror de su región."

reseña



Cementerio: La palabra probiene del latín coemeterium, que dio lugar al italiano cimitero, francés cimitiére, español cementerio, provenientes todas ellas del sustantivo que interpreta al verbo griego que significa "echarse a dormir". Esto se relaciona también con la palabra catacumba que proviene del verbo latino catacumbare "acostarse".
Espejo: El primer espejo es el de las aguas, cuya superficie refleja a el que se mira e implica una atracción y una trampa. Los griegos interpretaban que el que soñaba con espejos corría peligro.Existe una vieja costumbre que consiste en cubrir todos los espejos de una casa cuando alguien muere. Se teme que, al reflejarse la imagen de los vivos en los espejos, sus almas sean atrapadas por el espíritu del muerto y llevadas con él.
Estaca: Se recomienda que las estacas sean construidas con ramas de espino blanco, porque con esas ramas se hizo la corona de espinas de Jesucristo. En realidad, el espino blanco es anterior: en la festividad ateniense de los muertos, los participantes se protegían contra magos y espíritus malos con espino. El espino simboliza purificación y redención.Dhampir: Serbia. Hijo de vampiro que extiende su aceptación a Yugoslavia. Puede ver al padre que es invisible a los ojos de los demás. Su particularidad consiste en que intenta asesinar a su padre y gana fama como matador de vampiros.
Erinias: Nacidas de la sangre de Urano, las Rrinias en Las Euménides de Esquilo, buscan la energía mágica, la sangre, de la "sustancia vital ansiada por los muertos".Cantan su sed y quieren "saborear el rojo jugo viviente de los miembros". Orgullosas de sus trabajos vampíricos, los ofrecen a cambio de un pago.
Incubo: Según la reacción ante el Incubo, éste será demoníaco o celestial. Concretamente, San Agustín calificó a todos los Incubos y súcubos como maléficos, pero Pedro Sinistrari, en el siglo XVII, explicó que los Incubos eran seres superiores intermedios entre hombre y el ángel que se rebajaba para fraternizar con el género humano y que lo que debía considerarse como maléfico era el rechazo (o acaso nunca han oído de la historia del demonio que dio de beber sangre a un humano, acaso ese no es el comienzo?).
Habría mala fe en negar este tipo de enfermedad póstuma: "¿Quien no ha leído una historia de vampiros que diezman toda una comarca? Los hechos son tan numerosos, concuerdan tanto entre sí y están tan solemnemente atestiguados, que habría mala fe en negar este tipo de enfermedad póstuma."Stanislas de Guaita: Le Temple de Satan
¿Has visto tú a la muerta?:"¿Has visto tú a la muerta? - preguntó Inés.>>Sí, era muy hermosa, bastante joven, y llevaba el pelo suelto. Iba completamente vestida de blanco".Julia de Asensi: El encubierto.
Conde Kadam: Vampiro ruso que sentía atracción por las floristas jóvenes de los teatros. Momentos antes de morir, el conde Kadam escribió una confesión de su vampirismo dirigida a la policía del régimen zarista
Fausto, orgías de: "Fausto se dedicó a una vida agitada. Llevó su audacia hasta buscar a sus queridas entre los muertos. Y no vacilaba, según se decía, en mezclar la sangre de los animales con la de recién nacidos. También se decía que había hecho revivir a las siete mujeres más bellas de entre las que había conocido en sus viajes. En este harén de súcubos había una holandesa, una húngara, una zuava, una italiana, una armenia, una turca y una judía. Estas mujeres en su tiempo y en su país habían vivido grandes pasiones a la vista de todos, fueron las tenebrosas concubinas de aquel hombre abominable.>>Los desvaríos voluptuosos no consiguieron hacerlo feliz y, a menudo, encontraba gusto a ceniza en los labios amados. El espléndido castillo donde recluía a sus cortesanas traídas del otro mundo, se llenaba de ese olor a tierra mojada y huesos descompuestos que es característico de los cementerios abandonados."P. Santyves: La leyenda del Dr. Fausto
Magnus, Conde: Escandinavia, siglo XVII. Estudioso de la magia negra y de los secretos de la supervivencia después de la muerte. En 1690, por encargo real, el conde Magnus reprimió una sublevación de campesinos en Vestergothland, ejecutando alrededor de cuatro mil personas, aproximadamente la mitad de los habitantes del pueblo. El rey Carlos XI lo recriminó por reprimir con demasiada violencia y lo desterró. Entonces, el Conde se dedicó a viajar y escribir "Liber Nigrae Peregrinationis", donde en la última página se lee: "El que desee beber la sangre de sus enemigos y tener fieles servidores, debe ir a la ciudad de Corazin y rendir homenaje al Príncipe del Aire." Otra traducción del mismo manuscrito dice: "Quién quiera tener larga vida, quién quiera tener mensajero fiel y ver la sangre de sus enemigos, debe primum ir a la ciudad de Corazin y llegado allí saludar al Príncipe Aeris." Se supone que Magnus peregrinó a la húngara de Corazin, donde sus habitantes mantenían relaciones con el Demonio. Las últimas palabras del texto de Magnus dicen "Busca de esta materia en las cosas más cercanas." Recién en el siglo XVII, o sea después de la muerte de, el Conde Magnus fue identificado como vampiro, pues fue visto por numerosos vecinos saliendo de su mausoleo. Otros datos avisan de un campesino que habría sido semi devorado por Magnus, y la quema de una bruja que mantenía relaciones sexuales de ultratumba con el Conde, el que le habría enseñado a beber sangre de los niños.

lord byron

El entierro, tal como apareciera en el volumen de Historias extraordinarias (pp. 133-141), que publicara la Dirección de Literatura de la UNAM en 1992, con mínimas correcciones.
Nota biobibliográfica acerca de Lord Byron
George Gordon, Lord Byron(1788-1824), nació en Londres en 1788. Dedicó su vida a la literatura, a intensos amoríos y a la política. Entre sus obras destacan Manfredo, Don Juan, Childe's Harold Pilgrimage, English Bards and Scotch Reviewers, y El prisionero de Corinto. Fue un constante viajero. Colaboró activamente con los revolucionarios italianos y con los insurgentes griegos. Murió de peste en Missolonghi, Grecia, en 1824. El vampiro del doctor John William Polidori, secretario de Byron, narra la historia de un hombre perverso, Lord Ruthven, que vuelve a la vida, tras la muerte, para desposar a la hermana de Aubrey -único testigo de su verdadera naturaleza-, que debe guardar silencio a causa de un juramento. El entierro (The Burial) es una texto inconcluso; sin embargo, su desarrollo permite encontrar un estrecho paralelismo con el relato de Polidori en ambientación y circunstancias. Ambas historias tienen un origen común en el encuentro del lago de Ginebra, en 1816, donde coincidieron, además de Byron y su secretario, Percy y Mary W. Shelley en la Casa de Campagne Chapuis, durante dos semanas.
El entierro (The Burial)
En el año de mil setecientos después de haber meditado por algún tiempo, sobre la posibilidad de viajar por países, que hasta ahora los viajeros no frecuentan mucho, partí en compañía de un amigo, a quien me referiré como August Darvell. Era unos años mayor que yo, un hombre de fortuna considerable y familia de prosapia. Ventajas que él ni devaluaba ni sobre estimaba gracias a su gran capacidad. Algunas circunstancias singulares en su historia personal lo habían convertido para mí en objeto de atención, interés y hasta de estimación, que no disminuían ni sus modales reservados ni las ocasionales muestras de angustia que a veces le acercaban a la enajenación mental. Yo era todavía un joven y había empezado a vivir temprano; pero mi intimidad con él era reciente, asistimos a las mismas escuelas y universidad; mas su paso por ellas me había precedido, y él ya se había iniciado a fondo en lo que se ha llamado el mundo, mientras yo estaba todavía en el noviciado. Durante ese tiempo, escuché detalles en abundancia tanto de su vida pasada como de la presente y, aunque en estas narraciones había muchas e irreconciliables contradicciones, podía yo inferir que él no era un ser común, sino alguien que, aun cuando se esforzara por no ser conspicuo, seguía siendo notable. Había trabado conocimiento con él e intenté conquistar posteriormente su amistad, pero parecía que ésta era inalcanzable; los afectos que pudiera haber sentido aparentaban para entonces o haberse extinto o concentrarse en él. Tuve suficientes oportunidades para observar que sus sentimientos eran intensos; pues aún cuando los podía controlar, le era imposible encubrirlos por completo; sin embargo, tenía la facultad de dar a una pasión la apariencia de otra, de modo que resultaba difícil definir la naturaleza de lo que sucedía en su interior; y las expresiones de su rostro podían variar con tal rapidez, aunque ligeramente, por lo que resultaba inútil tratar de escudriñar su origen. Era manifiesto cómo lo dominaba una angustia incurable; pero nunca pude descubrir si era a causa de la ambición, el amor, el remordimiento o la pena, de uno solo o de todos estos, o sencillamente por un temperamento mórbido, semejante a una enfermedad. Existían circunstancias supuestas que habrían podido justificar su atribución a cualquiera de estas causas; pero como antes dije, éstas eran tan contrarias y contradictorias que ninguna podía considerarse definitiva. Se supone generalmente que donde hay misterio existe también la perversidad, no sé cómo pueda ser esto, pero es un hecho que en él existía el primero aunque no podría atestiguar los alcances de la segunda -y estaba poco dispuesto, en lo que a él se refería, a creer en su existencia. Recibía mi proximidad con bastante reserva; mas yo era joven y difícil para el desaliento; y, con el tiempo, tuve éxito al entablar, hasta cierto punto, ese vínculo común y esa confianza moderada de los intereses mutuos y cotidianos que crean y cimientan la comunión de empeños, y la frecuencia de encuentros que se llama intimidad o amistad según las ideas de quienes utilizan esas palabras para su expresión. Darvell había viajado ampliamente; me dirigí a él para que me aconsejara respecto al viaje que pretendía realizar. Era mi deseo secreto que se dejara persuadir para acompañarme; además, era una perspectiva improbable; basada en la vaga inquietud que había observado en él y a la cual daban renovada fuerza el entusiasmo que parecía sentir hacia tales temas y su aparente indiferencia por todo lo que lo rodeaba muy de cerca.

habilidades



Transformación: La mayoría de vampiros tienen la habilidad de transformarse en un animal, que normalmente es un murciélago, rata, lobo, araña o cuervo. Muchos vampiros pueden transformar aun su cuerpo en una nube de niebla.
Energía: Otra habilidad típicamente entre vampiros es la energía y sentidos humanos mas agudos.
Dominio: Esta es la habilidad más rara de estas tres. La habilidad de convocar y dominar diferentes tipos de animales que principalmente serían los mismos en que se convierte.
El Ataúd: Casi todos los vampiros tienen que dormir en su ataúd durante el día. Originalmente se hizo el ataúd, para que los animales no excavaran arriba el cuerpo.
Luz del sol: Casi todos los vampiros son muy sensibles a los rayos solares, muchos son debilitados por ellos y los daña, depende de la especie pero puede llegar a matarlos. En la novela de Bram Stoker "Dracula" el no era afectado por la luz del sol.
Símbolos religiosos: En la mayoría de los casos el símbolo no basta para dañar a un vampiro, para que surta efecto el portador de el simbolo, tal como la cruz cristiana tiene que tener fe en el simbolo en que realmente lo puede dañar de otra forma no surtira efecto. A veces el símbolo no hace falta que sea religioso.
Ninguna Reflexión: Los Vampiros no se pueden reflejar en espejos. La razón es que dado que los vampiros estan muertos no tienen alma concecuencia, no pueden reflejarse en los espejos. Más tarde da lugar a la creencia de que los vampiros no aparecen en las fotos. Se puede matar un vampiro por ponerlo directamente entre dos espejos.
Agua corriente : Los vampiros no pueden cruzar el agua en funcionamiento tales como rios
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vampiresa

Lamias y Empusas
En el mundo antiguo el vampiro encuentra su primera identificación en figuras pertenecientes al séquito de Hécate, la reina del mundo de los espectros. La más tétrica y diabólica de este grupo, que puede ostentar la primogenitura del vampiro, del que posee numerosos rasgos, es la Empusa, demonio femenino capaz de adoptar diversos aspectos, entre los que se encuentran el de perra, vaca o hermosa doncella. Bajo esta ultima apariencia, estos demonios femeninos yacían con los hombres por la noche succionado su fuerza vital y provocándoles la muerte. La Empusa es por tanto un demonio súcubo. Este concepto llega probablemente a Grecia procedente de Palestina, donde tales demonios eran llamados Lilim (hijas de Lilit).
La Lamia en libia era considerada la hija de Belo, que reinaba en aquella región. Zeus se prendo de ella y tuvieron varios hijos, pero todos ellos a excepción de Escila fueron muertos por Hera, que los hizo perecer llevada por los celos. Entonces Lamia se convirtió en una madre desnaturalizada que devoraba a sus propios hijos y a los de otras madres, y tan cruel que su rostro se transformo en una mascara de pesadilla. Dice también la leyenda que Zeus le concedió el poder de sacarse los ojos de las órbitas y volvérselos a poner a su antojo, con el fin de poder ver mientras dormía. Durante el sueño era inofensiva, pero en estado de vigilia vagaban por las tinieblas, siniestro fantasma sediento de sangre, para lanzarse contra los niños y desangrarlos hasta la ultima gota.
Mas tarde, cuando se añadió al mito de la sangre el elemento erótico, la Lamia se unió a las Empusas, adquiriendo las mismas características de súcubo. Juntas yacían con los jóvenes y les succionaban la sangre mientras estaban inmersos en el sueño. Las dos figuras llegan a confundirse con mucha frecuencia, hasta el punto de constituir una entidad única.
Lilit, la diosa vampiro
En la traducción rabínica medieval, Lilit es una primera esposa infiel de Adán, la primera de las cuatro mujeres del diablo y la hostigadora de los recién nacidos. Lilit llega al mundo bíblico procedente del mesopotámico aquí encontramos a la diosa babilonico-asiria Ishtar que se sirve de un demonio en forma de bella prostituta, lilitu, que es la encarnación de la lascivia, por otra parte Lilitu esta asociada con otros animales especialmente la pantera. Según la tradición talmúdica, Liliti es una mujer seductora de largos cabellos y cualquier hombre que duerma solo en su casa será apresado por ella.
Lilit tenia la posibilidad de matar, succionandoles la sangre, a todos los niños concebido de forma pecaminosa
Larvae y lémures
La larvae y los lémures, nombres con los que en latín se nombraba a los espectros, están estrechamente relacionados con el miedo y el culto a los muertos.
En la literatura, las larvae son quienes se llevan consigo la mancha de algún crimen y la marca de un fin trágico y violento, su acción sobre los vivos se considera funesta y su naturaleza es invariablemente perversa. Según los autores latinos las larvas se presentan bajo apariencias distintas: espectros pálidos de rostro contraído o esqueletos y maniquíes capaces de adoptar actitudes grotescas y caricaturescas.
Los lémures, espíritus de los muertos de la religión romana, de carácter menos terrorífico que las larvae, volvían a la tierra determinados días del año para atormentar a los vivos.

Formas de matar a un vampiro



Estaca de madera: enterrar una estaca en el corazón es tan común como la sensibilidad a la luz del sol. Unas leyendas dicen que la estaca tiene que ser de un tipo especial de madera tal como el fresno. La razón de esta creencia es que el corazón es asiento de vida y poder.Generalmente basta solo con clavar la estaca en el corazón
Decapitación: La razón es que el cerebro también era el segundo asiento de vida. Si también corta la cabeza de un vampiro le estará quitando su vida.
Ardiente: Quemar el cuerpo, parece ser un método muy común y casi universal de librarse de un vampiro.
Espejos: Se puede matar un vampiro por ponerlo directamente entre dos espejos.
Agua corriente: Los vampiros no pueden cruzar el agua en funcionamiento tales como ríos etc. siendo esta una forma segura de matarlos, ej: poniendo su cuerpo después de decapitado en un río.
Enterrarlo con la cabeza hacia abajo: Si se sospecha que alguien puede llegar a ser un vampiro, el modo de prevenirlo es enterrar el cuerpo hacia a bajo.
Perro con ojos de Angel: La manera de aullentar a un vampiro es con un perro completamente negro y que en su cabeza sobre los ojos tenga pintado dos ojos de Angel de color blanco